Arsenio comienza a los 8 años con su padre Ruperto, quien le enseña las técnicas del trabajo en la sal. Durante muchos años la producción de sal era mal pagada y decidió dedicarse a la construcción, pero siempre con ganas de volver a cosechar sal. Se arriesgó y finalmente vuelve a los cuarteles, valiendo totalmente la pena ya que le fue muy bien. Actualmente tiene 69 años y le sigue apasionado el trabajo en los cuarteles, conociendo cuando y como cosechar la sal con ayuda del agua, del mar, del viento y el sol.